miércoles, 3 de abril de 2013

Un día en la vida de Mariana Bevcar...

Un día... No puede empezar sin un mate amargo, eso se los aseguro... Después viene el huracán de cosas: ropa, deberes, uniformes, comida...
Y después, a quitar esa mochila de cosas pesadas y llegar con toda energía a la sala, donde se que me están esperando los "Little oranges", mi pequeño pero inquieto grupo de sala de 4, para cantar, reirnos y sobre todo lo primero: un beso y un abrazo! Canciones en inglés, cuentos, baile y muchos juegos! Eso sí, siempre aprendiendo: ellos y yo también, enriqueciéndonos juntos.
Solo los que tenemos esta vocación tan linda, tan fructífera y gratificante como la docencia sabemos lo que se siente cuando ellos te recompensan con su cariño, incondicional y sincero; cuando te buscan con la sonrisa y con abrazos.
Por supuesto que cuando termina la jornada, vuelvo a casa y me están  esperando más sonrisas y abrazos; mis hijos me besan como si hace días que no nos viéramos... ellos también son incondicionales; y es por ellos que uno rema en la vida, siempre para que nuestro legado a nuestros hijos sea rico en sabiduría, consejos y muchos valores.
Después sigue lo mismo: deberes, ropa, orden, comida... Pero cada día, por mas que parezca que fue una locura corriendo de acá para allá, tiene algo sumamente positivo que guardamos y archivamos...

2 comentarios:

  1. ¡Qué lindo Mariana!!!! Pensaba mientras te leía qué reemplaza los besos y los abrazos de los más chiquitos en mi caso, docente de "los más grandes" Es otro mundo! Sin embargo, a su manera, también demuestran su cariño y agradecen lo que reciben. Pero el jardín ... tiene magia :)

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    1. Y si... los más "grandes" (supongo que las dos lo pusimos entre comillas porque siguen siendo niños en realidad) tienen su forma de expresarse... Y si, es cierto que el jardín tiene magia!

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